Empiezo con una
confesión: Sólo he corrido un maratón en mi vida. Fue el 7 de noviembre de 2010
y todavía lo recuerdo como la más grande hazaña de mi vida. Extraño MUCHO esta
carrera, siento nostalgia, y quiero repetirla. Tanta importancia le doy que he decidido
correr 42 km 195 metros en Berlín, y he logrado contagiarle mi entusiasmo a
otras personas que me van a acompañar.
Tengo carreras
a la vista, el entrenamiento avanza… pero en el fondo de mi cabeza siempre está
presente, esa incertidumbre… ¿cuándo un nuevo maratón?
Mientras
espero, intento recopilar información, ver qué cosas puedo volver a aplicar el
día que vuelva a correr.
La primera
conclusión, y que parece que es consensuada por muchos corredores, es que el
maratón es un ejercicio mental. Obviamente, estar entrenado es necesario, así
como tener un buen estado de salud. Pero la segunda mitad de la carrera es una
competición donde lo que nos ayuda a poner un pie delante del otro es la fuerza
de voluntad. Es importante destacar que aunque tengas la absoluta seguridad de
que vas a acabar la carrera, lo que conviene es dominar distancias inferiores
primero. No conviene lanzarse por primera vez a los 42 km si nunca hemos
experimentado el cansancio de una carrera, si no hemos sentido sed al correr,
dolor en las piernas, y todas esas cosas que, aunque no nos demos cuenta, nos
van preparando para el maratón.
Al correr un
maratón te das cuenta que antes que faltarte el aire, lo que fallan son las
piernas. Calculo que cada persona “sufre” el cansancio en forma distinta, pero
antes que ahogarme (cosa que no pasó) me mataron los cuádriceps. Fue en el
famoso muro del maratón, el kilómetro 30. Se dicen muchas cosas, y la gran
mayoría son ciertas. Es ahí donde el físico pasa a segundo plano y la cabeza
entra en juego. Como repite el dicho, “retroceder nunca, rendirse jamás”.
La dieta
demostró ser efectiva. Hay quienes intentan hacer sus propios planes
nutricionales, y quienes no creen que estas “recetas mágicas” funcionen. Pero
teniendo en cuenta que en esta competición las reservas energéticas se agotan y
que todavía hay que seguir, planificar de antemano qué comer (y cómo) puede
marcar la diferencia. Tenemos que llenarnos a tope de hidratos, disminuir el
consumo de fibra, y tomar mucha agua. Durante la carrera, bebidas isotónicas,
geles deportivos y más hidratación. Un consejo común (y muy inteligente) es no
esperar a tener sed para beber, ni esperar a tener hambre para comer algo
durante el maratón. La idea es adelantarse a cualquier percance, la carrera no
es el momento ideal para buscar soluciones.
El cuerpo es
uno, el maratón es largo y realmente muy exigente. No es una deshonra caminar.
Muchos lo hacen, por supuesto que el reloj que cuenta el tiempo tiene un límite
(en algunos casos deja de contar después de seis horas), pero el objetivo es
llegar. Si hace falta caminar un tramo para ver si hay un dolor que pasa, o
para el conocido cambio de “keroseno a gasoil” después del muro, es
recomendable hacerlo. A veces me lleno la boca diciendo que en una competición
hay que darlo todo, pero cada uno conoce su cuerpo y ante todo hay que ser
prudente.
No conozco
espíritu de camaradería más grande que en el maratón. Nadie se burla si estás
gordo, delgado, si caminas o si corres enfundado en una bandera Arco Iris.
Sobre todo al final, cuando la cabeza y el corazón están haciendo todo el
trabajo, las palabras de aliento son constantes, el optimismo es contagioso, y
uno no puede evitar sumarse a ese espíritu.
Sí, sufrí.
Quise que terminara de una vez. Al principio, los primeros kilómetros pasan
volando, y llegando el final la distancia se divide mentalmente en metros. Los
últimos kilómetros fueron más largos que recorrer la mitad de la maratón. Pero
cuando terminé, no quería parar. Y aunque ya pasaron ocho meses, y técnicamente
ya dejé pasar el tiempo que recomiendan para repetir la experiencia, no pasa
una
semana en que no recuerde el maratón. Ya sea cruzándome con la camiseta que
anda dando vueltas en el armario, o por mi foto, feliz, cuando crucé la meta
(está de vez en cuando en mi perfil de Facebook), siempre tengo esta proeza
presente. Y tiene ese efecto en los corredores, uno no ve la hora de terminarla
de una vez, y al día siguiente ya estás deseando volver a correrla.
Hazme caso, pon un maratón en tu vida.
finisher ING NYC Marathon 2010 (New York)
No conozco espíritu de camaradería más grande que en el maratón