¿Dónde has estado todo este tiempo?
El camino
19 de septiembre del 2009
fin del Camino de Santiago - end Way of St. James (September 19, photo in Estrella Galicia)
The end of the Camino de Santiago by bicycle. The beginning of a new life.
Not all of them are here, but They have a place among the best.
Por la memoria de Fernando Martínez Marqués († 18/03/2005). Un gran amigo. DEP
"Auld Lang Syne" ("Hace mucho tiempo") es un poema del escritor escocés Robert Burns, escrito en 1788 y recogido de una vieja balada perdida. El poema, se transformó en una popular canción folk.
La Noche de Burns, fiesta escocesa, suele celebrarse el 25 de enero con motivo del cumpleaños del poeta desde finales del XVIII.
¿Deberían olvidarse los viejos amigos
y nunca recordarlos?
¿Deberían olvidarse los viejos amigos
y los viejos tiempos?
Por los viejos tiempos, amigo,
por los viejos tiempos:
tomaremos una copa de amistad
por los viejos tiempos.
Los dos hemos correteado por las laderas
y recogido las bellas margaritas,
pero hemos errado mucho con los pies doloridos
desde los viejos tiempos.
Los dos hemos vadeado la corriente
desde el mediodía hasta la cena,
pero anchos mares han rugido entre nosotros
desde los viejos tiempos.
Por los viejos tiempos, amigo,
por los viejos tiempos:
tomaremos una copa de amistad
por los viejos tiempos.
Y seguro que tú pagarás tu caña.
Y seguro que yo pagaré la mía...
Y, aún así... ¡echaremos ese trago de compañerismo
por los viejos tiempos!
Y he aquí una mano, mi fiel amigo,
y danos una de tus manos,
y ¡echemos un cordial trago de cerveza
por los viejos tiempos!
Por los viejos tiempos, amigo mío,
por los viejos tiempos:
tomaremos una copa de amistad
por los viejos tiempos.
2010 NYC Marathon (1 mes antes)
2010 November 2
Este año fue de dolor, de ira, algo nuevo para mí, de frustración, de nuevas situaciones, de adaptación. Empecé a correr para liberar toda esa energía que me desbordaba. Y descubrí que la sensación del aire cortándose en mi cara y la lluvia rodando sobre mi frente es algo inigualable. Y sí, corro. Corro porque a pesar de esas zancadillas que a veces te pone la vida, correr me hace sentir libre, me hace sentir vivo.
Corro en sentido contrario a las agujas del reloj. Corriendo detengo el tiempo para volver siempre a encontrarme lo que dejé antes de calzarme las zapatillas. Y después los problemas se ven desde otra perspectiva.
Quizá por todo esto, decidí que era el momento de plantearme un nuevo desafío. Desde pequeño he soñado con correr en las calles de Nueva York. Y en poco más de un mes espero hacer realidad este sueño.
Escribo esto para que algún día puedan leerlo mis hijos, para compartirlo con todos vosotros que me habéis acompañado en este camino y para que sirva de ánimo para todos aquellos que empiezan a correr y que algún día soñaron también con correr un maratón.
Supongo que una de las razones que me han permitido llegar hasta aquí ha sido la inquietud por superarme a mi mismo sobre el asfalto, conocer que puedo romper mis propios límites, que después del último paso aún podré dar un paso más.
Han sido meses de renuncia y sacrificio, de lesiones, de entrenar todos esos días como si ese entrenamiento fuese la misma carrera. Hoy pienso que todos esos pasos, todos esos kilómetros me han traído poco a poco hasta aquí. Y me siento satisfecho.
El maratón es una prueba en la que no compites contra los demás, lo haces solo y contra ti mismo. Como dice el proverbio anónimo “Pain is temporary, Pride is forever” (el dolor es pasajero, el orgullo es para siempre).
Quedan poco más de 38 días, 15 horas y un par de minutos para cruzar acompañado de otros 45.000 gladiadores el famoso puente Verrazano que me llevará a Brooklyn.
El trabajo ya está hecho, prometo llevaros a todos en la mochila de mis recuerdos y contaros la experiencia a la vuelta.
Una oportunidad, un desafío.
This year was one of pain, anger, something new for me, frustration, new situations, adaptation. I started running to release all that energy that was overwhelming me. And I discovered that the feeling of the air cutting across my face and the rain rolling down my forehead is something unmatched. And yes, I run. I run because despite the obstacles that life sometimes throws at you, running makes me feel free, it makes me feel alive.
I run counterclockwise. Running stops time so I can always find what I left behind before putting on my sneakers. And then I see my problems from a different perspective.
Perhaps because of all this, I decided it was time to set myself a new challenge. Since I was a child, I have dreamed of running through the streets of New York. And in just over a month, I hope to make this dream come true.
I am writing this so that one day my children can read it, to share it with all of you who have accompanied me on this journey, and to encourage all those who are starting to run and who once dreamed of running a marathon.
I suppose one of the reasons that has allowed me to get this far has been my desire to surpass myself on the asphalt, to know that I can break my own limits, that after the last step I can still take one more.
It has been months of sacrifice and hard work, of injuries, of training every day as if that training were the race itself. Today, I think that all those steps, all those miles, have gradually brought me here. And I feel satisfied.
The marathon is a race in which you don't compete against others, you do it alone and against yourself. As the anonymous proverb says, “Pain is temporary, pride is forever.”
There are just over 38 days, 15 hours, and a couple of minutes left before I cross the famous Verrazano Bridge with 45,000 other gladiators, which will take me to Brooklyn.
The work is done, and I promise to carry you all in my backpack of memories and tell you all about the experience when I return.
An opportunity, a challenge.
2010 NYC Marathon (semanas después)
2010 December 6
Y sí. Este año yo fui uno de esos puntos de colores.
Este es el breve relato de 4 horas y poco más de 7 minutos inolvidables. Hoy quiero escribir sobre esta intensa experiencia para compartirla con todos los que se alegraron conmigo por haberlo conseguido.
Hace apenas unos días volábamos sobre el océano que fue testigo hace mucho tiempo del viaje de unos cuantos hombres valerosos en busca de nuevas rutas y horizontes. Yo tuve la fortuna de compartir el vuelo DL127 de Delta Airlines, de Madrid a Nueva York, con un puñado de valientes embarcados en la conquista de un sueño.
La lluvia, el frío y el viento que nos recibirían en Nueva York sabíamos que no iban a detener nuestras ilusiones.
Apunta el primer domingo de noviembre. Apenas he podido dormir más de dos horas. Tres de la madrugada. La noche se hace eterna y el desvelo se apodera de mí. A las cinco y media de la madrugada me dispongo a subir a uno de los cientos de autobuses que trasladan a los más de 45000 corredores hasta Staten Island.
Amanece una soleada pero muy fría mañana de otoño en la ciudad de los rascacielos. La temperatura bajo cero y el viento del norte superior a 20km/h nos anuncian que no será una aventura fácil. Más de tres horas de espera en una especie de campamento militar al aire libre ubicado bajo el puente Verrazano. Lugar para los últimos preparativos, avituallamiento, calen-tamiento, reflexión. Se puede palpar el nerviosismo. Percibes una extraña sensación de soledad entre tanta gente. Momentos para recordar a los que están y a los que faltan.Quedan instantes para la salida, el frío es intenso. Cruzo la mirada con una mujer canadiense que me dice “I’m afraid” (Tengo miedo) a lo que respondo con la mejor de mis sonrisas, “es la hora de la verdad, a esto hemos venido, éste es nuestro sueño”. Dos puntuales cañonazos a las 10:30 y la música de New York, New York, nos pusieron en el camino de nuestras ilusiones.Cruzar el que, durante años, fue el puente colgante más largo del mundo, es algo inolvidable. La brisa congelaba nuestra respiración. A la izquierda barcos parecían rendirnos honores y, al fondo, la estatua de la Libertad nos saludaba con el brazo en alto. Sólo el ruido de nuestras pisadas nos acompañaba. Nada podía hacernos imaginar, al menos no de ese modo, que poco después de la salida de aquel puente nos esperaban miles, cientos de miles de personas. Los kilómetros trans-currían en Brooklyn entre una ola de gente variopinta.
Recuerdo especialmente todos esos niñitos negros, hispanos y orientales que esperaban tu paso con la mano levantada. Algunos en los brazos de sus padres. Casi escondidos debajo del gorro y la bufanda. Cada vez que chocaba las cinco en una de esas manos, cada vez que escuchaba en su boca mi nombre, que llevaba impreso en la camiseta, sentía un impulso que me ayudaba a correr sin apenas esfuerzo. Y creedme si os digo que no dejé sin chocar ninguna de esas manos.Escoltados a ambos lados de la ruta por bandas de música, bomberos y policías. Y banderas. Y carteles con leyendas de ánimo para los corredores. Pude ver a lo largo del recorrido a padres abrazando a sus hijos, a hombres y mujeres encontrándose con sus parejas. A amigos, a abuelas. Es imposible sentirse sólo.En la milla ocho, al doblar una curva a la derecha encontré a la alegría envuelta en la bandera de mi país, agitada por un entusiasta grupo de españolas, me quité los guantes y seguí corriendo.Y en menos de dos horas había cubierto la mitad del recorrido, entraríamos en Queens con más de veintiún kilómetros de emociones que ya habían dibujado en mi rostro una sonrisa difícil de borrar.
Pronto cruzaríamos el tantas veces tarareado puente sobre aguas turbulentas, el Queens Borough Bridge, para cruzar a Manhattan. Allí nos esperaba el corazón de la gran manzana con su majestuosa Primera Avenida. Nada hacía presagiar los momentos más duros de la carrera. Allí había abandonado tan sólo unos minutos antes la leyenda Haile Gebrselassie. Una avenida de más de ocho carriles. Sombra en toda la calzada. Gélido viento del norte. Miles de personas a ambos lados. Te hace sentirte muy pequeño. La Primera Avenida es larga, muy larga, inmensamente larga, interminable. Todavía muchos kilómetros por delante.
Tomé fuerzas con los plátanos que amablemente nos ofrecían algunos espectadores. Llegaríamos al Bronx tras escalar el puente Willis. Allí quedaban muchos intentando recuperarse de los calambres. Era la hora de la verdad. Superado el kilómetro treinta. Sabía que nada me podría detener. Esperaba al tío del mazo con los puños cerrados. Apreté los dientes. No estaban ni el muro ni la tan temida pared. Entonces fue cuando sentí el aliento de todos los que os habíais ilusionado con mi sueño.
Enfilé los últimos diez kilómetros por la Quinta Avenida esperando descubrir pronto el Central Park. Y llegó. Corredores que ya no podían más empujados por el incansable ánimo del público. Podía sentir la adrenalina corriendo por mis venas. Mi corazón bombeaba alegría y entusiasmo confundiendo al pulsómetro.
Acariciaba el sueño.
Apenas poco más de cinco kilómetros en el parque. No quería llegar. No quería que aquello terminase.
Nos acercábamos a la meta, ralenticé mi paso. Tenía que disfrutar de ese momento. El tiempo era lo de menos y aún así inferior a lo que había previsto. Apunté con mi dedo índice hacia arriba. Señalando al cielo. Ese cielo que besé, desde donde me aplaudían los que ya no están.Quería llorar. Me abracé con un alemán que cruzó la meta por mi izquierda. Recogí la medalla. La apreté con fuerza. El sueño se había hecho realidad. Atrás quedaba el dolor de ese dedo roto con el que tomé la salida, las ampollas de los pies que me habían acompañado durante el último mes de entre-namientos. Los sacrificios y los sinsabores, todos esos tragos amargos. Atrás todos esos momentos de soledad. Recogimos una bolsa de avituallamiento y, arropados por una manta térmica, emprendimos una marcha silenciosa en busca de uno entre las decenas de camiones que contenían nuestros objetos personales. Después continuamos en silencio un kilómetro más hasta la salida del Central Park. Tras realizar unos breves estiramientos, opté por no cambiarme de ropa. Envuelto en la manta térmica y orgulloso de la medalla que colgaba en mi pecho, decidí no perderme el espectáculo que suponían aquellos ríos de gente en los alrededores del parque. Caminaba hacía el hotel a unos cuatro kilómetros de allí. Compartí con Manuel, andorrano, unos pasos hasta su hotel, compartiendo la alegría de la hazaña. Hablando de la vida. De lo que nos había llevado hasta allí. De lo que vendría después.Atravesé dando un rodeo la plaza Columbus dejando que la noche me abrazase. El dolor de mis piernas y el frío no apagaban mi sonrisa, mientras algunas personas que a mi paso se cruzaban, me felicitaban.Llegué a Lexington con la 50St. Crucé la calle y allí estaba ella, mi supporter favorita, alguien que creyó en mi sueño incluso a veces más que yo. Un alma blanca. Aún puedo oír el eco de sus aplausos entre los rascacielos de Manhattan. Detuvimos el tráfico fundiéndonos en un abrazo de esos que no se acaban nunca. De esos que nunca quieres que se acaben. Habían pasado más de doce horas desde que crucé esa calle también de noche y el tiempo se detuvo en ese instante. Fue sólo un momento.
Atrás quedaban más de 42 kilómetros hechos sólo con mis piernas. Atrás quedaban meses de recorrido y cientos de kilómetros empujados por un corazón que había latido con pasión. Ahora mi nombre, mi puesto 17322 y mi tiempo 04:07:41, sellados en el especial del New York Times.
Correr un maratón ha supuesto una oportunidad, algo más que un desafío.
No puedo olvidar a ese negro minusválido, escoltado por dos hombres de la organización, que empujaba marcha atrás su silla de ruedas en el kilómetro cinco. O aquella mujer asiática con una pierna de titanio que adelanté en la milla siete. O aquella anciana con dos bastones que apenas caminaba. Desde aquí mi admiración a aquellos que hacen de su vida diaria un reto personal. Vuestro ejemplo es ahora mi aliento para seguir luchando anónimamente día a día.
Me siento orgulloso de pertenecer ya a esa raza de valientes en busca de nuevos horizontes. Os llevé conmigo en la mochila cargada de recuerdos. Mochila que ahora os traigo llena de momentos mágicos. Dedico la conquista de este sueño primero a quien creyó en él antes que yo. A los que de corazón me animasteis a lograrlo. A los que de verdad os alegrasteis de que lo consiguiera. A los que desde la distancia habéis corrido conmigo. A quien me enseñó a soñar. A quien me acompañó los mejores años de mi vida. A quien ahora corre a mi lado. Y especialmente a mis hijos porque deseo que comprendan que el esfuerzo y el sacrificio tienen recompensa.
Alguien sabio me dijo una vez que el mundo no es para los que piensan que pueden hacer algo, sino para los que lo hacen.
Y es cierto también que todos los hombres mueren; pero no todos los hombres viven.
4 horas, 7 minutos y 41 segundos que valen por una eternidad.
2011 BERLIN Marathon - Un nuevo desafío
2011 September 25
Sí, la experiencia de Nueva York invita a repetir. Y ya no corro solo.
Nueva York fue el primero en la senda de los cinco grandes, los "Majors". Este año Berlín. El año que viene Londres. Y nos quedará la gira americana con Boston y Chicago, para terminar de nuevo en Nueva York.
Y esta vez disfrutaré acompañado de quien ahora corre a mi lado.
NYC, the finish line was just the beginning.
En 1985 se registraron más de 10.000 corredores, concretamente 11.814 par-ticipantes. El 30 de septiembre de 1990, sólo 3 días antes de la fecha de la Reunificación de Alemania 25.000 atletas cruzaron la Puerta de Bran-denburgo, entonces integrada en lo que fue el Muro de Berlín.
El trazado del Maratón de Berlín está con-siderado por los es-pecialistas como muy rápido, lo que le hace propicio para conseguir buenas marcas. La edición del este año se celebrará el próximo 25 de septiembre de 2011. El Maratón de este año cubrió su cupo en febrero. El registro comenzó el 18 de octubre y el límite de participantes se esta-bleció en 40.000 co-rredores. El BMW Ma-ratón de Berlín será televisado en directo por la n-tv (televisión alemana) durante cua-tro horas y en Euro-sport a partir de las 09:00 hasta las 11:30.
2012 - 1er maratón CORUÑA 42
No hay dos sin tres
15 de abril de 2012
Coruña 42. Un nuevo desafío.
Hace apenas dos semanas ha empezado un nuevo desafío. Mi tercer maratón.
Un maratón es un reto difícil que no sólo se corre el día de la prueba. Para llegar hasta allí en condiciones de superarlo hay que recorrer un duro camino. Serán 17 semanas de sacrificio. Muchos somos los que a estas alturas habremos elegido nuestro objetivo, muchos somos los que este año tendremos en un maratón nuestro próximo destino.
Yo esta vez he escogido La Coruña, la ciudad que me vio nacer. Aquí empezó todo. Los que me seguís desde hace tiempo sabéis que hace poco más de dos años empecé a correr escapando de mis recuerdos, intentando huir de mis problemas. (Maratón de Nueva York 2010 - un mes antes -)
Esto fue lo que me llevó hasta aquella fría mañana del 7 de noviembre de 2010 en Nueva York. Aquel día cambiaría mi vida por completo. Me impuse el reto de correr un maratón y como pensé que sería el único, elegí Nueva York. Pero entonces había algo que no sabía. No está escrito en ningún sitio. Y es que... cruzar la meta de un maratón es sólo el principio... (2010 ING NYC Marathon - semanas después)
El asfalto puso en mi camino un ser extraordinario, un ejemplo de tesón, esfuerzo y sacrificio, una criatura maravillosa que ha compartido conmigo durante este último año casi mil kilómetros de entrenamiento para poder alcanzar la meta de mi segundo maratón. ( 2011 BERLÍN Marathon - Nunca correrás solo... ) Berlín era el objetivo, el segundo de los cinco "grandes".
Un fatal accidente me rompió el hombro izquierdo una semana antes de la carrera. Sin la ayuda de Rosa no lo habría conseguido. Ella me vendó el hombro antes de la carrera y dobló mi paracaídas antes de ese maratón. ( ¿Quién dobló hoy tu paracaídas? )
Pero la vida es así de caprichosa, unas veces negra y otras color rosa. Y hoy... corro nuevamente en solitario. Y quizás por ello ésta se convierta en la más difícil de las tres aventuras sobre mis zapatillas. Para correr un maratón además de corazón hay que tener una buena razón. Es una prueba dura.
Este año correré por las calles de mi ciudad. Es un recorrido llano, a nivel del mar y su único "pero" es el tener dar tres vueltas a un circuito urbano. El objetivo ambicioso de este año es poder detener el cronómetro por debajo de las 4 horas. Todavía rehabilitándome de la reciente operación de mi hombro, he empezado a correr. Tendré que perder al menos 5 kg en las próximas semanas e ir acumulando kilómetros en mis piernas. Las sensaciones son buenas y es que no hay nada mejor que salir a correr para librarse de esas pesadillas que nos persiguen.
En este nuevo devaneo con la distancia mítica no podría contar con mejor liebre que mi buen amigo Juan. Él me subió a la ambulancia y yo le llevaré hasta su sueño. Juntos conseguiremos correr lo más rápido posible.
La historia del maratón tiene varias versiones y según quién la cuente la verdadera versión es una u otra.
Corría el año 490 A.C. cuando los griegos acababan de derrotar a los persas en la celebre batalla de Maratón (en griego antiguo Μάχη τοῡ Μαραθῶνος, Mache tou Marathonos) que da nombre a la competición atlética.
Pheidippides, uno de los soldados que había estado luchando todo el dia, era el encargado de ir a Atenas a dar la noticia, pero llegó tan sumamente cansado que sólo pudo decir: Nike (diosa de la victoria) y morir, seguramente de un ataque al corazón.
Esta primera historia es la más conocida entre los atletas. Pero, aunque no deja de ser más que una leyenda, ésta fue la historia que más gustó e inspiró una nueva prueba para los juegos olímpicos.
Si la leyenda te gustó espera a leer la verdadera historia:
Pheidippides tenía que recorrer 240 km (ya que el camino hacia Esparta era muy complicado hacerlo a lomos de un caballo) para pedir ayuda a Esparta ante la invasión de los persas, pero después de haber hecho tal proeza le dieron un "no" como respuesta al encontrarse éstos en plena festividad de Artemis y no poder entonces ayudarles. Así que tuvo que recorrer los 240 km de vuelta otra vez ¡¡corriendo!!
Pheidippides llegó con el "no" de Esparta y decidieron atacar antes que los persas. No siendo ni la mitad (el ejercito persa contaba con 25000 soldados por tan sólo 10000 los atenienses) ganaron la batalla de Maratón. Los persas al ser derrotados, embarcaron en sus navíos pudiendo rodear la península Ática en poco tiempo para intentar tomar la indefensa Atenas.
Pero Pheidippides no era el único corredor, puesto que en la Grecia antigua los soldados se caracterizaban por ser físicamente muy fuertes. Los atenienses se lo imaginaron y después de todo un día luchando se fueron corriendo a ‘recibirlos’ recorriendo los aproximadamente 40 km que separan el llano de Maratón del sur desprotegido. Los persas al ver a los soldados en pie de guerra en una playa teóricamente desprotegida decidieron huir al creer a los atenienses como superhéroes.
Éste fue el primer maratón de la Historia. El primer maratón olímpico tuvo lugar en Atenas en los JJOO DE 1896.
Los griegos no habían conseguido ninguna medalla y se disputaba la última prueba. Los militares reclutaron casi por obligación a Spirido Louis (un pobre pastor) que ganó contra todo pronóstico el maratón ante sus paisanos convirtiéndose en el orgullo patrio de la nación y pasando de ser una persona humilde a un hombre con alimento y calzado de por vida.
Por último, el motivo por el cual se corren hoy en día 42195 métros no es otro que en los JJOO de Londres 1908 el día del maratón amaneció lloviendo y, por supuesto, la reina no se podía mojar por lo que alargaron la carrera hasta acabar enfrente del palco del Palacio de Windsor resultando una distancia exacta de 42195 m, un número para algunos mágico.
When Mark Gungor conducted his first marriage seminar, he did so for one reason—because somebody had to do it, and no one else was reaching the couples in his area. The enthusiastic response he received from his first audience was just the tip of the iceberg. Today, he is one of the most sought-after speakers on marriage and family in the country. Each year thousands of couples attend his Laugh Your Way to a Better Marriage® seminars. Mark’s candid and comedic approach uses
unforgettable illustrations and the power of laughter to teach proven principles that are guaranteed to strengthen any marriage.“I love to inspire people’s lives with truth and humor. There are a lot of performers that make people laugh, and there are a lot of speakers who give solid principles for living. I want to do both,” Mark says. His take on marriage issues is refreshingly free of both churchy and psychological lingo.
the Laugh Your Way seminars and materials to the Latino population, a gesture that has drawn overwhelmingly positive response.Mark is Sr. Pastor of Celebration Church, a multi-site church with five campuses across Wisconsin, and the CEO of Laugh Your Way America. Mark balances his pastoral duties with a rigorous travel schedule. He speaks for churches, civic events, and business meetings and is a much requested speaker for the US Army.
Mark has also been featured on national broadcasts such as Focus on the Family, Life Today and ABC News. His Better Marriage Minute radio program is heard on 250 radio stations nationwide and his daily internet radio talk show, The Mark Gungor Radio Show, debuted in the fall of 2008. He is also the creator of the television series, Love, Marriage, and Stinking Thinking broadcast around the world on various networks including TBN.
Mark is the author of Laugh Your Way to a Better Marriage® (Simon & Schuster, 2008), the book based on his phenomenally successful seminar and years of working with thousands of couples. He is married to Debbie, his high school sweetheart and constant travel companion. The Gungors have been married for over 36 years and have two married children and four grandsons.
Si una persona ajena al mundo del judo entra en un gimnasio de éste deporte (dojo) en casi cualquier lugar del mundo, se sorprenderá al ver la foto de un anciano a la que los judocas rinden pleitesía y respeto. Si es un gimnasio de nuestro mundo occidental y la persona tiene un espíritu moderadamente curioso, preguntará ¿Quién es ese chino?
Es así, vivimos a base prejuicios ¿sí o no?
Lo que este deportista consiguió a partir de su óptica cultural es mucho más de lo que casi nadie ha conseguido en el mundo del deporte para la educación.
Sus lemas “máxima eficiencia con el mínimo esfuerzo” y “bienestar y beneficio mutuo”, han atravesado fronteras.
Me parece un tipo fuera de lo común, de esos hombrecillos pequeños que tienen una extraordinaria fuerza interior.
¿Por qué cambió la historia? Primero, porque uniendo a las tradiciones milenarias orientales la cultura occidental desarrolló un deporte. Segundo, porque consiguió que ese deporte pasase a formar parte de la vida de todo su pueblo cuando se decidió que entrase en los colegios como asignatura. Y tercero, porque sirvió como nexo de unión entre el movimiento olímpico occidental y el nacimiento del Japón moderno que hoy conocemos.
Los primeros años de su existencia se los pasó creciendo más o menos, porque según coinciden todas sus biografías, tenía aspecto débil y enfermizo. El 28 de Octubre de 1860 en Mikage, una aldea cercana a Kobe, nació la quinta criatura de la familia Jirosaku: Sinnosuke. Fue el tercer hijo varón de Jirosaku Mareshiba Kano, miembro de una familia que hacía cerveza y que, a pesar de eso, se dedicó a ser un alto funcionario del gobierno Meiji, y de Sadako, una niña bien de la bahía de Osaka. Parece que Jigoro “progresaba adecuadamente”, porque para cuando cumplió los trece años le pusieron a estudiar inglés y alemán.
Un día, un amigo de su padre, que era de la guardia Shogun y se llamaba Nakai Baisei, le recomendó el Jiu-Jitsu para ponerse fuerte y le enseñó algunas técnicas de ese arte marcial, Jigoro intuyó que aquello le podría ir bien.
Jigoro, con diecisiete añitos, entró en la Universidad Teikoku (imperial) la actual Universidad de Tokio. E ingresó en la Escuela del Ju jutsu, estilo Tenshin-Shinyo (o Tenjin-shinyou según la fuente), en el dojo del maestro Hachinotsuke Fukuda.
Fukuda era muy metódico, y Jigoro se aplicaba, pero nunca lograba vencerle, así que comenzó a darle vueltas a la cabeza, sobre todo porque en aquel dojo, el suelo era de madera y se caía sobre esteras de paja..
Así que empezó a intentar despistar a su maestro con técnicas de sumo. Estudió algo más y dio con la kata-guruma, o “rueda de hombro”, que sigue siendo parte del repertorio de judo. Jigoro, sin saberlo, estaba inventando uno de los deportes que más ha practicado la humanidad en la era moderna.
Fukuda, a sus cincuenta y dos años, se murió, y Jigoro, con diecinueve, le sucedió como maestro del dojo.
Para seguir con su formación, ingresó como alumno en otro dojo, el de Masatomo Iso. Otro pequeño con una experiencia demoledora, era especialista en atemi (acuñación de las áreas vitales).
Un buen día se encontró con el maestro Hikosuke Totsuka. Nunca podría vencerle con lo que su escuela enseñaba, ni entrenando más fuerte. ¡Ellos preparaban también la inteligencia! se dijo, así que comprendió claramente que había que combinar lo mejor de varias escuelas de Ju jutsu para hacer algo superior.
Y mientras comenzaba sus estudios de ética en el departamento de Filosofía de la facultad, comenzó a entrenar en Kito-ryu (escuela Kito) con Likubo Tsunetoshi. Éste LIkubo (u Okubo, según la fuente) era especialista en las técnicas de lanzamiento, y eso completaba los conocimientos ya por entonces extensos de Kano.
Y en el templo budista de Eisho-ji de Tokio, con la ayuda de sus alumnos y 12 tatamis, con tan sólo veintidós años, fundó el Kodokan, su primer dojo.
KO - DO - KAN (la escuela donde se aprende el camino)
aprendizaje - camino - lugar
Simultaneaba su instrucción en el dojo con su trabajo en un colegio, con las mismas técnicas pedagógicas para todos sus alumnos, del dojo y del aula: severa disciplina y generosidad.
Mientras el Jiu-Jitsu decaía, el judo (que así es como llamó Jigoro a su mezcla de estilos y escuelas, y que significa algo así como “el camino flexible”) crecía, y en un par de años Kano tuvo que cambiar de sede su escuela, esta vez a un lugar más amplio, en la residencia del barón Yajiro Shianngawa uno de los personajes más influyentes de la Era Meiji.
Y pasados sus cuarenta años, adquirida experiencia, Jigoro progresó:
En 1900 el número de alumnos registrados en el Kodokan supera los 6000. Y el número de cinturones negros alcanza 212. Funda el Instituto de Investigación del Kodokan. Tiene su segundo hijo. Invita al Dr. Hughes, instructor jefe de judo de la universidad de Cambridge a visitar el Kodokan. También al Cónsul Británico, Mr. McDonald, y a oficiales navales británicos. Viaja a Europa por segunda vez para continuar su investigación en educación. Manda al matrimonio Yamashita (profesores de Kodokan) a Estados Unidos a impartir clases de judo al presidente Teodoro Roosevelt. Modifica el Judogui, (traje de judo) y lo deja tal y como lo conocemos ahora. Se convierte en el primer japonés miembro del Comité Olímpico Internacional, y llega el momento clave de la vida y el trabajo de Jigoro Kano, que se produce cuando tiene 48 años.
En 1908 La Corte Imperial aprueba el judo como asignatura oficial para los escolares del grado secundario, más tarde entró en las escuelas de primaria y en las de Preparación de profesorado. Esto sí que es cambiar la Historia.
Una de las innovaciones pedagógicas atribuidas a Kano es el uso de cinturones de colores desde el blanco al negro, y la introducción de clasificación DAN para mostrar el nivel de cada deportista. Es un interesantísimo e inteligente modo de distinguir sin menospreciar ni sobrevalorar, algo que cualquiera que haya practicado judo sabe apreciar en su medida. Blanco, amarillo, naranja, verde, azul, marrón y negro.
“No hay nada bajo el sol mayor que la educación. Educando a una persona y enviándola a la sociedad de su generación, podemos hacer una contribución que se extenderá a un centenar de generaciones futuras”.
En esos tiempos, los que practicaban Jiu-Jitsu pensaban que las enseñanzas de Jigoro Kano no servían para formar buenos luchadores y como no contestaban los desafíos que le hacían los de la academia de Jiu-Jitsu de la policía Japonesa decidieron ir a su propia escuela y derrotarlos con el propósito de ridiculizarlos. Esta tarea estuvo en manos del mejor de los juijitsoka: Sakugiro Yokoyama, un gigante, con fuerza física excepcional. Lo llamaban "Oni" que significa Demonio. Cuando llegó al Kodokan, el creador del Judo lo recibió con todos los honores y aceptó el reto de Yokoyama, designó para enfrentarlo al más pequeño de sus alumnos: Shiro Saigo, El pequeño judoka era superado en altura por casi 20 centímetros y en peso por más de 20 kg. Para el retador el combate parecía muy fácil y avanzó hacia el centro del dojo burlonamente. Impasible, Saigo lo aferró de un brazo y le aplicó un Yama-arashi y lo arrojó al piso. Yokoyama se levantó sorprendido y tomó a Saigo de los brazos para aplicarle una palanca, el pequeño discípulo de Kano lo barrió con los pies, desequilibrándolo y lo tiró por encima de sus hombros, en varias ocasiones ocurrió lo mismo, En esa época los combates duraban hasta que uno de los luchadores se declarara vencido diciendo maitá ("me rindo"). Yokoyama tardó media hora en decidirse a pronunciar aquella palabra. En ese tiempo recibió la más terrible paliza que jamás pensó recibir. Finalmente, comprendió que el Judo poseía más que lo que él había aprendido y pidió ser aceptado en el Kodokan.
Tras vencer al campeón de Jiu-Jitsu, logró que fuera desplazado, siendo desde ese momento el Judo el método de Defensa Personal de la Policía Japonesa, al igual que en prácticamente todas las policías del mundo.
16 de septiembre de 2011
La luxación de la articulación acromioclavicular es una lesión usualmente traumática de la articulación acromioclavicular (AC) donde hay daño de sus medios de unión—cápsula de la articulación y los ligamentos coracoclaviculares—con separación de las superficies articulares, donde el extremo acromial de la clavícula asciende a un nivel superior al del acromión. La articulación AC se encuentra en el extremo distal de la clavícula, se conoce como el extermo acromial, nombre que atribuye al acromion de la escápula. Aunque esta articulación es parte del hombro, una luxación y una separación son eventos completamente diferentes.
La separación del hombro no es lo mismo que una dislocación del hombro que implica un desplazamiento de la articulación glenohumeral. Una separación del hombro suele ocurrir en personas que participan en deportes como fútbol, equitación, hockey, ciclismo, remo, rugby, esquí, snowboarding y lucha libre. El mecanismo más frecuente de lesión es una caída en la punta del hombro, o también una caída sobre una mano extendida. En casos de caídas donde la fuerza se transmite indirectamente, a menudo sólo se ve afectado el ligamento acromioclavular, y los ligamentos coracoclaviculares permanecen ilesos. En el hockey, la separación es a veces debido a una fuerza lateral, cuando el jugador es lanzado con fuerza a la pared lateral de la pista.
La luxación acromioclavicular se clasifica como de 1º, 2º, 3º grado de separación, dependiendo de cuanto se daña la articulación. Usualmente, la articulación se lesiona por un golpe sobre el acromión el cual dirige hacia abajo el
extremo de la clavícula. Si la fuerza impulsora es suficiente la cápsula de la articulación acromioclavicular se rompe y el ligamento coracoclavicular se rasga. El paciente tiene un “escalón” marcado en vez de una transición lisa entre los dos huesos.Luxación acromioclavicular de 1º grado: Un primer grado de separación implica solamente el estiramiento de los ligamentos, pero manteniendo la unión de las superficies articulares, sin desgarros ni fracturas. Comúnmente se le refiere como un esguince y suele ser tratada con fármacos antiinflamatorios, medicamentos para el dolor y la colocación de un cabestrillo o inmovilizador en el hombro.
Luxación acromioclavicular de 2º grado: Un segundo grado de separación implica el desgarro parcial del ligamento acromioclavicular y del ligamento coracoclavicular. Esto a menudo provoca un aumento notable de volumen en el hombro. Es común que el sujeto refiera dolor y limitación del movimiento en el hombro afectado y moleste
continuamente quejándose de su dolor. El tratamiento es generalmente una férula, reposo, terapia con hielo seguido de calor, y fármacos antiinflamatorios. La mayoría de las personas recuperan el movimiento del hombro y el brazo por completo de 6 a 8 semanas, a menudo con la ayuda de terapia física.
Luxación acromioclavicular de 3º grado: Un tercer grado de separación implica la ruptura total tanto del ligamento acromioclavicular como del ligamento coracoclavicular. La clavícula puede ser movilizada dentro y fuera de su lugar en el hombro. Es posible que lleve hasta 12 semanas para recuperar, con ayuda de fisioterapia. Puede que tarde más tiempo el hombro en volver a su función y aparente normalidad. El hombro lesionado ya no será capaz de realizar los ejercicios que hacía con anterioridad, pero en la mayoría de los casos el hombro es utilizable. Sin embargo, la cirugía se considera necesaria para la óptima utilización del hombro en el deporte.
La mayoría de las lesiones son tratadas con inmovilización pero la interrupción severa puede requerir la colocación de un tornillo o de un perno a través de la clavícula, el ligamento y en la apófisis coracoides para alcanzar la realineación total.
16 de septiembre de 2011
Aeródromo de Braga (Portugal) 29/07/2011
Y hoy por fin besé el cielo... Gracias por doblar mi paracaídas.
Como emprendedores atentos a los desafíos que el mundo empresarial nos pone delante; muchas veces perdemos de vista lo que es importante y las personas que nos salvan (o nos ayudan) en el momento oportuno sin que muchas de las veces se lo pidamos.
Esta es la historia de Carlos, que fue piloto de un bombardero durante la guerra de las Malvinas.
Después de muchas misiones de combate, su avión fue derribado por un misil enemigo.
Carlos se lanzó en paracaídas y fue capturado por un buque de guerra inglés. A su regreso a Argentina, daba conferencias relatando su odisea, y lo que aprendió durante la experiencia de la guerra y de su cautiverio como prisionero.
Un día estaba en un restaurante y un hombre se le acercó y le dijo:
"…Hola... , usted es Carlos, era piloto en Malvinas y lo derribaron verdad?.."
"…Y usted, ¿cómo sabe eso?...", le preguntó Carlos.
"…Porque yo doblaba su paracaídas. Parece que le funcionó bien, ¿verdad?..."
Carlos casi se ahogó de la sorpresa y con mucha gratitud le respondió:
"…Claro que funcionó, si no hubiera funcionado, hoy yo no estaría aquí…."
Estando solo Carlos, no pudo dormir esa noche meditando. Se preguntaba "cuántas veces vi en la base a ese hombre y nunca le dije buenos días, yo era un arrogante piloto y él era un humilde marinero…..".
Pensó también en las horas que ese marinero pasó en las entrañas del hangar enrollando los hilos de seda de cada paracaídas, teniendo en sus manos la vida de alguien que no conocía.
Ahora, Carlos comienza sus conferencias preguntándole a su audiencia: "…¿Quién dobló hoy tu paracaídas?..."
Todos tenemos a alguien cuyo trabajo es importante para que nosotros podamos salir adelante.
Uno necesita muchos paracaídas en el día: uno físico, uno emocional, uno mental y hasta uno espiritual. Hoy, esta semana, este año, cada día, trata de darte cuenta quién dobla tu paracaídas. Y agradécelo. Aunque no tengas nada importante que decir, envíale este mensaje a quien o a quienes alguna vez lo hicieron.
16 de septiembre de 2011
PRIMER SECRETO:
EL PODER DEL PENSA-MIENTO
El amor comienza con el pensamiento. Nos convertimos en lo que pensamos. Los pensamientos amorosos crean experiencias y relaciones amorosas. Las afirmaciones pueden cambiar nuestras creencias y pensamientos acerca de nosotros mismos y de los demás. Si quieres amar a alguien, necesitas tener en cuenta sus necesidades y deseos. Pensar acerca de tu pareja ideal, te ayudará a reconocerla cuando entre en tu vida.
SEGUNDO SECRETO:
EL PODER DEL RESPETO
No puedes amar a nada ni a nadie a menos que antes lo respetes. La primera persona que merece tu respeto eres tú. Para recuperar el respeto por ti mismo, hazte la pregunta: ¿Qué respeto en mí? Para respetar a los demás, incluso a las personas que te desagradan, pregúntate: ¿Qué respeto de ellos?
TERCER SECRETO:
EL PODER DE LA ENTREGA
Si deseas recibir amor, ¡todo lo que tienes que hacer es darlo! Cuanto más amor entregues, más recibirás. Amor es entregarte sin condiciones y voluntariamente. Practica al azar actos de bondad. Antes de comprometerte a una relación, no te preguntes por lo que la otra persona te puede dar, sino por lo que tú puedes aportarle a ella.
La fórmula secreta de una relación amorosa, feliz y para toda la vida, es centrarte siempre en lo que puedes dar en vez de en lo que puedes sacar de ella.
CUARTO SECRETO:
EL PODER DE LA AMISTAD
Para encontrar un amor verdadero, primero debes encontrar a un amigo o una amiga verdadera. El amor no consiste en mirar a los ojos del otro, sino en mirar juntos en la misma dirección. Para amar a alguien de verdad debes amarlo por lo que es, no por su aspecto físico. La amistad es la tierra en la que la semilla del amor crece. Si deseas introducir amor en una relación, primero debes aportarle amistad.
QUINTO SECRETO:
EL PODER DEL CONTACTO FÍSICO
El contacto físico modifica una de las expresiones más poderosas del amor que existe, destruye barreras y crea vínculos entre la gente.
El contacto físico altera nuestro estado físico y emocional y nos hace más receptivos al amor. El contacto físico nos ayuda a que el cuerpo sane y enternece el corazón. Cuando abres tus brazos, estás abriendo tu corazón.
SEXTO SECRETO:
EL PODER DEL DESPRENDIMIENTO
Si amas algo déjalo libre. Si vuelve es tuyo; si no lo hace, nunca lo fue. Incluso dentro de una relación amorosa, la gente necesita tener su propio espacio.
Si queremos aprender a amar, primero debemos aprender a perdonar y dejar ir nuestras heridas y dolencias del pasado. Amar significa desprendernos de nuestros miedos, prejuicios, ego y condicionamiento. Hoy dejo atrás todos mis miedos, el pasado ya no tiene poder sobre mí; hoy es el comienzo de una nueva vida.
SÉPTIMO SECRETO:
EL PODER DE LA COMUNICACIÓN
Cuando aprendemos a comunicarnos abiertamente y con sinceridad, la vida cambia. Amar a una persona es establecer comunicación con ella. Deja que la gente a la que amas sepa que la amas y aprecias. Nunca tengas miedo a pronunciar las palabras mágicas: te quiero. No dejes pasar la oportunidad de halagar a una persona. Despídete de la gente siempre con palabras cariñosas porque puede ser la última vez que veas a esa persona. Si estuvieras a punto de morir y pudieras llamar por teléfono a las personas que quieres, ¿a quién llamarías?, ¿qué le dirías?... ¿a qué esperas para hacerlo?
OCTAVO SECRETO:
EL PODER DEL COMPROMISO
Si deseas amor en abundancia, debes establecer el compromiso de lograrlo, un compromiso que se reflejará en tus acciones y en tus pensamientos. El compromiso es la verdadera prueba de que el amor está presente.
Si quieres tener una relación con amor, debes comprometerte a crear la relación que quieres. Cuando estamos realmente comprometidos a algo o con alguien, abandonar nunca es la opción. El compromiso distingue una relación frágil de una sólida.
NOVENO SECRETO:
EL PODER DE LA PASIÓN
La pasión enciende el amor y lo mantiene vivo. Una pasión duradera no procede exclusivamente de la atracción física, sino que se origina gracias a un profundo compromiso, entusiasmo, interés y fascinación por la otra persona. La pasión se puede reavivar recreando experiencias pasadas en las que existe pasión. La espontaneidad y las sorpresas crean pasión. El amor y la felicidad comparten la misma esencia; todo lo que necesitamos hacer es vivir cada día con pasión.
DÉCIMO SECRETO:
EL PODER DE LA CONFIANZA
La confianza es esencial para establecer una relación con amor. Si un miembro de la pareja está cegado por la sospecha, la ansiedad y el temor, el otro se sentirá atrapado y emocionalmente ahogado. No puedes amar a una persona plenamente a menos que confíes en ella. Actúa como si la relación que mantienes con una persona nunca fuese a acabarse. una manera de saber si una persona es la adecuada para ti, es preguntándote: ¿confío en ella plenamente y sin reservas? Si la respuesta es negativa, piénsalo con cuidado antes de comprometerte más.
2014 July 14. Forever
We, unaccustomed to courage
exiles from delight
live coiled in shells of loneliness
until love leaves its high holy temple
and comes into our sight
to liberate us into life.
Love arrives
and in its train come ecstasies
old memories of pleasure
ancient histories of pain.
Maya Angelou
Yes if we are bold,
love strikes away the chains of fear
from our souls.
We are weaned from our timidity.
In the flush of love's light
we dare be brave.
And suddenly we see
that love costs all we are
and will ever be.
Yet it is only love
which sets us free.